(Dos noticias buenas.)
Primera noticia buena.
Se comprueba, una vez más, que sólo por pensar en positivo,
incluso si lo repites diez, veinte o setenta veces por día, tal y como
recomienda Jesucristo para el perdón: repetir “setenta veces siete”, no
alcanza.
En estas columnas de afirmaciones encontradas a la esposa
del ex gobernador de Veracruz falta algo; y lo que falta es la columna de respuestas. Es
decir: todo aquello que, por el solo hecho de afirmar algo positivo acerca de
uno mismo, va, necesariamente a surgir.
Si te pones a trabajar en ti mismo, afirman grandes,
maestros, si te pones a grabar luz en tu disco duro, va a emerger,
necesariamente, oscuridad.
Si no le das lugar a toda la oscuridad que surja; ya sea
dejándola escrita en el papel, o dándole un lugar (incluyéndolo) en el espacio
durante una constelación familiar, esa oscuridad, que está fuertemente grabada
en el inconsciente, va a emerger.
Un gran maestro español, solía decir: “tengan cuidado si
trabajan con la Luz, porque saca la oscuridad”.
Por eso el Curso de Milagros, cuando el trabajo con afirmaciones
te produce demasiada ansiedad, inquietud, molestia, agitación, sentimientos
negativos como la rabia, la preocupación o bien una sensación de que se avecina
la depresión, te sugiere que te detengas.
Lo que eso significa es que el oscuro saco lleno de gatos
enrabietados, en que consiste la mente del ego, se ha puesto a sacudirse porque
tú le has introducido algo tan luminoso como una afirmación positiva.
Lo importante no es pensar positivo, ni tampoco sustituir
cada pensamiento negativo por uno positivo, sino adquirir, mediante el
entrenamiento, la capacidad de cambiar tu pensamiento y tu estado interno.
Cambiarlo en el momento mismo en que surge.
“Puedes comenzar tu día en el momento en que quieras”.
La propia Helen Schucman, canalizadora de la totalidad del
Curso de Milagros, falleció afirmando hasta el último día de su vida, que no
creía en el Curso de Milagros. Eso no hace a su destino mejor ni peor que el de
otras personas. Esa preferencia por un destino a cambio de otro, no es más que
otro juicio del ego, del cual el propio Curso afirma que está “demente”.
Diversos modos de trabajar con el propio interior
inconsciente nos permiten tocar, aunque sea superficialmente, esa bolsa de
gatos llenos de rabia en que consiste el depósito de pensamientos inconscientes
de nuestro ego. Todos son buenos para alguna persona; no los hay mejores. Como
el curso de milagros tiene el propósito expreso de despertar al Maestro
Interno, recomienda no trabajar más de cinco o seis minutos al día, en varias
de las prácticas o ejercicios. A esto yo le llamo prudencia, y está bien porque
muchas personas van a hacerlo a solas en su casa.
Cuando se trabaja con afirmaciones, como en el caso de Karime Macias, la
esposa del ex gobernador, muchas personas piensan que por el solo hecho de afirmar
algo, esto se va a grabar firmemente y tenderá a cumplirse, eso no es verdad.
Eso es una mentira producto de la falta de experiencia comprobada.
Lo voy a explicar invirtiendo el modo de pensar habitual; por el absurdo, como suele decirse en matemáticas. Demostrar algo por el
absurdo, en matemáticas, quiere decir que no pudiendo demostrarse algo de modo
directo y positivo, se recurre a demostrarlo que si algo no fuera verdadero se
produciría una serie de contradicciones en toda la secuencia de pensamientos
que desbarataría incluso afirmaciones sólidamente demostradas.
Voy a poner ejemplos, vamos a suponer que la presencia de
las puertas en los hogares entrara en cuestión y alguien afirmara que se han
inventado por estética y no por un afán práctico de protegerse de las
alteraciones externas de la temperatura. Para demostrarlo por el absurdo,
podría inventarme un experimento en el cual se fabricarían puertas de papel o
de algún tipo de seda o algodón que resultaran extremadamente bonitas, tanto
que en todas las casas desearan comprarlas para instalarlas en una zona por
ejemplo de bajas temperaturas.
El origen de la creación de las puertas quedaría demostrado
de inmediato, alcanzaría una hora con ese tipo de puertas instaladas para que
cualquiera pudiera experimentar en su propio cuerpo el carácter de verdad de la
afirmación que dice que las puertas se inventaron para protegerse de las
temperaturas extremas.
Este ejemplo experimental es del tipo de demostrar algo por
el absurdo.
En términos teóricos y muy generales, consiste en afirmar
algo que a todas luces no es verdadero como cierto y comprobar las alteraciones
que produce en la totalidad del sistema de pensamiento.
Un ejemplo más sería el de afirmar que la gravedad no
existe, a partir de ese momento, toda una serie de fenómenos explicables, pasan
a ser inexplicables.
Bien, pasemos a la práctica habitual, entre muchas personas,
de usar, por escrito u oralmente, las afirmaciones positivas. Entendiendo por
positivas el que se desea que sean verdaderas tal y como se las formula, no el
que posean algún tipo de brillo o luz divina en su aureola. Siguiendo el
ejemplo de la esposa del ex gobernador, ella no afirma algo en negativo. No
dice por ejemplo “no quiero ser una persona que no merece abundancia”, sino que
formula “en positivo” su aseveración, diciendo “sí merezco abundancia”. Con que
solo escribiera “Merezco abundancia”, ya sería un pensamiento clasificado como
positivo.
Por motivos en los que aquí por ahora, no nos vamos a extender, también
podría haber afirmado “no merezco abundancia” y, aunque fuera por intrincados
caminos, habría llegado a resultados en su existencia similares; quizás incluso
habría llegado a mejores resultados.
Veámoslo en la práctica.
Cuando alguien afirma algo de ese tenor; “Yo merezco abundancia”
(que sería más acertado que el modo impersonal en que lo hizo la señora del ex
gobernador), en el cerebro, órgano inevitable en todo este proceso, se producen
un conjunto de imágenes sonidos y sensaciones que se diseminan, bajo la forma de sustancias, por el cuerpo y
que inducen un acarreo de enzimas, que acaban produciendo
un estado en el cuerpo y en la mente que podemos llamar “positivo” en el
sentido de benéfico, agradable, bienestar, estado óptimo, excelente, etc. Podemos
pensar incluso que acuden a su mente toda una serie de imágenes agradables en
las cuales se ve a sí misma nadando literalmente en dinero dentro de una
piscina, etc. Esto viene a resultar en una suerte de baño bioquímico del
cuerpo y necesariamente del sistema nervioso que, renovado con frecuencia,
producirá un encauzamiento del pensamiento y de la conducta hacia la obtención
de esos objetivos deseados.
Ahora bien, cuando el trabajo está orientado correctamente,
según el modo real de funcionamiento del espíritu, debe otorgársele su lugar
dentro del sistema.
Y vamos a demostrar esto con un ejemplo que es análogo a una
demostración por el absurdo.
Si la persona afirma, en lugar de “Yo merezco abundancia”, “Yo no merezco abundancia”, empiezan a suceder
cosas realmente interesantes.
Para empezar, sólo con pensarlo, seguro que la persona tiene
toda una serie de pensamientos de miedo ante la formulación de ese pensamiento,
y de rechazo ante la sola idea de imaginarse a sí misma haciéndolo.
Esa es una reacción inconsciente resultado del aprendizaje
que la persona ya realizó en su vida a nivel inconsciente. Hay elementos en la
vida que son positivos o deseables por sí mismos y hay otros que no son
deseables y que deben rechazarse. Esta es la famosa “dualidad” de la mente de
la que habla el budismo y el zen, dos modos de trabajo con la propia
neurofisiología de alta eficacia, y que se parecen muchísimo al modo de trabajo
con el Curso de Milagros.
Cuando uno se hace practicante del budismo, lo que busca es
un estado, el estado llamado de “budeidad” de la mente; en ese estado se
observan con precisión las sensaciones agradables que constantemente está
produciendo el sistema nervioso en el marco de nuestro cuerpo y se observan con
idéntica precisión las sensaciones desagradables que de un modo igualmente
constante está produciendo el sistema nervioso en el marco de nuestro cuerpo.
La clave en este trabajo de decenas y decenas de horas sentado meditando
durante días consiste en que conduzcamos a la mente a un estado de
“ecuanimidad”, desde el cual poder observar en el mismo inalterable estado la
producción de sensaciones desagradables y agradables en nuestro cuerpo mente, y
mantener el “desapego”. (Invito a las personas que lean este artículo a que
concurran a realizar una meditación Vipassana durante diez o durante cuarenta y
dos días y experimentarán este modo de la iluminación en el marco del propio
cuerpo.) La auto-observación propia del budismo consiste en que te vuelvas
auto-consciente del modo en que se inicia, aparentemente sin que tengas control
sobre ello, un movimiento de tu ser interior en la dirección de un aumento de
una sensación desagradable, como puede serlo un estado de ira, y puedas
manejarlo en origen. Lo mismo vale para el inicio de una oleada de sensaciones
sumamente agradables, de las cuales también te puedes volver adicto y tratar de
vivir siempre allí, cuando en realidad, el único estado permanente en tu propio
interior (que es lo que realmente puedes manejar) es el de la impermanencia de
todos los estados (tal como surgen desaparecen, y vuelven a surgir, para luego
volver a ser sustituidos por otros estados). La ecuanimidad en la impermanencia
se parece al surf, con el cual ha sido comparado repetidas veces por quienes
han tenido la experiencia. Y aquí hay que destacar que todos en algún momento
accedemos a ese estado, lo que sucede es que no hemos sido entrenados para
afianzarnos en él, nos entonces práctica.
El curso de milagros te ofrece la posibilidad de afianzarte mediante la práctica, trabajando
desde la mente consciente para ir entrando poco a poco en zonas cada vez más
profundas.
Volvamos a la afirmación negativa de la que hablábamos
anteriormente para comprender cómo funciona el Curso de Milagros y cómo funciona
en general el trabajo con el pensamiento.
Supongamos que una persona supera todos sus miedos supersticiosos
ante el hecho de afirmar: “Yo no merezco abundancia”. Sería todo un logro, en
términos del Curso de Milagros, constituiría un avance sustancial. Sería darse
cuenta de que sus pensamientos no lo van a atacar. Que no debe tenerle miedo a
sus propios pensamientos. No son entidades separadas de él mismo, han sido
creados por la persona con todo el poder creador de que dispone desde el
momento en que nació. A ese poder creador es al que llamamos Dios en Occidente
y en el Curso de Milagros. Es el vacío creador del zen y del taoísmo, es el tao
del cual surge todo y muta de formas al alejarse de sí mismo.
Bien, la persona entonces afirma “Yo no merezco amor”. ¿Qué
sucede a continuación? Se manifiestan en su cuerpo toda una serie de
sensaciones desagradables que hasta ese momento la persona no sabía que estaban
imbricadas fuertemente con su ego y que se manifiestan en el marco de su cuerpo
y de su imaginación. Puede que vea en su mente toda una serie de imágenes de
derrota y de fracaso y de miseria. Puede que se vea a sí misma abandonada de la
mano de Dios y totalmente carente de amor y del acompañamiento de otras
personas que lo amen y lo apoyen. Un drama. Un drama de los que habitualmente
“Ego Producciones” facilita a la mínima oportunidad.
Supongamos ahora que esa persona no tiene a su lado ningún
facilitador que lo asesore sobre cómo trabajar con esas imágenes de ataque que
han surgido de su propia mente; ¿qué puede pasar y de hecho qué es lo que pasa
habitualmente?
Lo que viene a sustituir el estado miserable en el que la
persona entra, es un conjunto de imágenes sustitutas y luego un conjunto de
sensaciones sustitutas, todas de signo contrario. Ha generado unos antídotos.
Puede incluso que se hable a sí misma recordando todas las veces en que su comportamiento
y su actitud y su estado interno le dijeron claramente que sí merece amor.
Esto es lo que pasaría si la persona librada a sus propios
recursos hace este ejercicio.
Se hace fuerte volviéndose vulnerable, por un rato o por
unos días, frente a todo aquel material escondido que hasta ahora no había sido
mirado ni se le había dado un lugar dentro del manejo habitual de la
conciencia.
Entre otras cosas, la conclusión de este simple ejercicio,
lo que nos dice es que habitualmente vivimos “en positivo”, es decir que
vivimos dando vuelta la cara a lo que nos desagrada e intentando mantenernos
firmes ante el fuerte oleaje de la negatividad interior creyendo que estamos o
somos “positivos”.
El problema es que todo ese material oscuro pide
constantemente un lugar en la vida de nuestra conciencia y en nuestro cuerpo. Y
si no hacemos algo, lo va a obtener. Lo va a obtener como resultados; como le
sucedió a la misma Louise Hay antes de su despertar definitivo. La persona se
pone “en positivo” y sin embargo le suceden cosas malas, en el caso de Louise
Hay fue un tumor en la matriz lo que la hizo despertar. Ella era instructora de
la Iglesia de la Ciencia Cristiana en pensamiento positivo desde hacía muchos
años cuando le sobrevino la patología. Había estado mirando para otro sitio,
había intentado “ser positiva”. Sólo lo había intentado. La mayor parte de las
personas no necesitan de aprendizajes tan duros para despertar y decidirse a
manejar su mente y sus emociones y acceder así a un momento santo, un momento
con propósito. Así le sucedió a la esposa del ex gobernador.
Para evitarse estos efectos indeseados, en el Curso de Milagros se utiliza un
ejercicio muy bueno que es el de imaginar las consecuencias ultimas de nuestras
predicciones (incluso las evaluadas por la mente del ego como negativas) para
nosotros mismos. Y darse cuenta de que todo eso es absurdo y no es real. Así
nos entrenamos para afrontar el conjunto de pensamientos con los que solemos
asustarnos a nosotros mismos en la soledad y también a lo largo del día durante
la actividad en compañía. Por eso en el Curso de Milagros se afirma que “puedo
ver esto de otra manera”. Pero para verlo de otra manera, primero tengo que
verlo tal y como lo he creado, de un modo demente. No puedo sanar algo que no
estoy viendo, no puedo manejar algo que no veo.
La clave sobre en qué nivel estás trabajando te la van a dar
tus resultados.
Los resultados del ego te dejan insatisfecho. La señora del
gobernador estaba insatisfecha consigo misma de algún modo en el momento en que
escribía esas afirmaciones; como mínimo podemos suponer que no se sentía merecedora
de la abundancia. Parte de un vacío, de una carencia, de una falta, pero ese aparente vacío está lleno con algo, porque la potencia creadora de la mente que poseemos los
humanos, que está identificada con Dios, si nos mantenemos hablando en estos
términos, es inagotable. Si no tomamos el mando viendo con ecuanimidad, es
decir, en términos del curso de Milagros “despertando al Maestro interno”, el
ego lo va a tomar, porque esa es su naturaleza inercial. Si no hacemos algo, él
lo hará por nosotros; basado en el automatismo de su propia naturaleza. Va a
rellenar la experiencia con algo y ese algo son los pensamientos de carencia; y
estos se van a expresar en nuestra vida a modo de resultados.
En la vida del Espíritu no existe un infierno pequeño, no
hay infiernos mejores que otros. Yo no soy mejor porque no soy la esposa del ex
gobernador. Yo estoy haciendo lo mismo que ella, tratando de manejar mi mente
lo mejor que puedo y contando para ello con un instrumento muy poderoso: la
mente del ego. Con la diferencia de que puedo contar con herramientas más
sutiles a mi disposición, herramientas que no tuvo esa señora en el momento en
que escribía esas afirmaciones. Lo que veo ahí fuera es lo mismo que está
pasando en mi propio interior. Los que se burlan de la señora, lo único que
están haciendo es mostrar su desconocimiento sobre cómo funciona la mente
humana, divina si se quiere, animal si no se la instruye. Los maestros zen
llaman a la doma de la mente humana “la doma del buey”, haciendo una analogía
con esa actividad, mostrando asimismo su carácter rutinario, existencial y
continuo. El paraíso también está aquí, solo hay que trabajar para entrar en
él. Y continuar trabajando para seguir en él.
Si solo afirmo aquello que deseo, y no miro todo aquello de lo que no
soy consciente y que surge a mi pesar, estoy creando una doble resistencia
ante el resurgimiento de mi parte oscura. Una capa de pintura encima de una
pared mal preparada para ser pintada, la humedad va a reaparecer.
La manera de ver finalmente todo aquello que no veo se da mediante
un entrenamiento, a esto nos invita el Curso de Milagros. Y entrenarse en unos
términos muy concretos: ver lo que hasta ahora no podía ver. Darle un lugar.
Darme cuenta de que aquello que al parecer veía, tampoco lo estoy viendo, solo
es el resultado de un entrenamiento en una sola dirección, es un recuerdo. Y
cobrar conciencia psicofísica de que dejar de ver del modo habitual (demente)
es la posibilidad de acceder a la visión libre de dualidades.
Afirmar mecánicamente sin un trabajo suplementario de
indagación, es solo repetir, pero sin remover previamente el material que ya
estaba bien grabado y programado en la mente de mi ego.
Por este motivo el Libro de Ejercicios del Curso de
Milagros, de un modo progresivo, te conduce a dominar las reacciones de la mente
del ego frente a tus propios pensamientos.
Que la señora Karime Macias haya hecho uso de un
procedimiento para alterar la dirección de sus pensamientos, es altamente
alentador, a todos los niveles. Los seres humanos, constantemente, estamos
trabajando para salir del infierno que continuamente creamos. Los ricos y
poderosos también quieren acceder a esa conexión consigo mismo que implica
estar conectado al mismo tiempo con el Ser Esencial; no nos liberamos solos. Y
sus resultados son altamente instructivos, nos redirigen para que cada día
afinemos la puntería en el trabajo con esa sofisticada herramienta que no siendo totalmente del Espíritu nos permite
conectar con el Espíritu, y que es la mente.
Segunda noticia buena.
Esta es la buena noticia para los facilitadores de cualquier
herramienta de trabajo en el desarrollo humano; sobre todo para aquellos que aún
excluyen a algunos sectores de la población y que pueden pensar que una persona
que es miembro de la élite no tiene por qué tener un interés espiritual. Esta noticia demuestra, al revelarse, que todos, en cualquier nivel social, están
interesados en crecer. Y sobre todo que los facilitadores, a poco que se
esfuercen, verán cuanta gente realmente poderosa y próspera, está igualmente
interesada en trabajar en su propio desarrollo personal.
Héctor D’Alessandro 2017
Un Curso de Milagros. Taller todos los jueves de 6 a 8 PM en
Xalapeños Ilustres 88
Col. Centro Xalapa. Contacta con nosotros al 2281 78 07 00 o
al 2281 82 88 84.
En el taller que brindamos todos los jueves, procuramos conectar el trabajo psicofísico con el Curso de Milagros, con nuestra realidad inmediata y cotidiana.
En el taller que brindamos todos los jueves, procuramos conectar el trabajo psicofísico con el Curso de Milagros, con nuestra realidad inmediata y cotidiana.
Puedes integrarte al curso en el momento en que quieras.