domingo, 30 de julio de 2023

Cómo saber si estoy viviendo mi vida o la de un antepasado Héctor D'Alessandro

Hellinger da indicaciones claras como por ejemplo que sientes que aquello que estás experimentando es “raro” o “extraño” y no sientes que tengas que vivirlo, sino que esa vivencia le pertenece a otro.

La fundadora de la Psicogenealogía, Anne A. Schutzenberger, y diversos seguidores como Sellam o Didier Dumas, aportan datos interesantes como la repetición de sucesos en las mismas fechas que le sucedieron a tus antepasados. Lo llaman “activación de la memoria de aniversario” (Schutzenberger) y aportan datos muy concretos:

Ø  repetición de una fecha o proximidad de hasta siete o diez días en las fechas

Ø  repetición de un mismo nombre. Te bautizan en honor a un antepasado con su mismo nombre, y ya de paso te cargan con su destino. Cumples 27 años de edad y te sientes deprimida y con deseos de morir y averiguas que te llamas igual que una abuela que se suicidó a esa misma edad.

Ø  Gran parecido físico con algún antepasado/a, similitud reconocida por la familia.

Las constelaciones familiares tienen una enorme ventaja por encima de los datos y es que encuentra rápido de modo energético, emocional y espacialmente la información, sin necesidad de conocer la anécdota ni de tener una acabada y sofisticada teoría en torno al fenómeno.

Para romper con todos estos destinos ajenos, puedes constelar, darle su lugar a esa energía de repetición y despedirla para que no se repita en tu vida ni en la de tus descendientes.

Llámanos al (52) 2281 78 07 00

Héctor D’Alessandro



lunes, 24 de julio de 2023

Desorden familiar Constelaciones familiares en México Héctor D'Alessandro

Desequilibrio sistémico: el tercer tipo de asuntos que tratan las constelaciones familiares

El desequilibrio se da cuando se romper el llamado “orden del equilibrio”. Y este dice que cuando un sistema familiar u organizacional funciona de un modo adecuado, todos toman y dan lo que pueden y deben tomar o dar.

En constelaciones no se habla del tan manido como cristiano y new age “dar y recibir”. La experiencia sistémica indica que, en los sistemas, las personas, para vivir en armonía, dan lo que pueden o deben dar ósea, si me piden una cantidad de dinero prestada y es un amigo y yo puedo prestar ese dinero sin menoscabo personal, está bien que lo haga porque puedo hacerlo, y si soy padre de un niño que depende de mí, es obligación mía darle todo lo que sea necesario para que viva bien. En materia de “tomar”, usamos este verbo en lugar de “recibir”, porque la experiencia sistémica muestra que nadie recibe nada que no fuera suyo desde tiempos inmemoriales, por lo tanto, las personas no recibimos por la gracias de San Universo, tomamos lo que es nuestro.

En consecuencia: cuando se produce un desequilibrio sistémico familiar es porque alguien está dando lo que no puede o lo que no debe dar. Ejemplo: unos padres ya han criado a sus hijos y estos son adultos y pueden valerse por sí mismos; un día a uno de esos hijos se le ocurre que tiene un gran negocio entre manos, le pide dinero a su padre, éste duda, no sabe si darle el dinero, tampoco tiene demasiado, apenas unos ahorros, y, sin embargo, como es su hijo, se lo da.

Acaban todos en bancarrota. Esto es lo que pasa cuando das lo que no debes dar y en este caso además no puedes dar. Pero la conciencia sistémica, que prima la unidad del sistema por encima del bienestar, te engaña con muy buenos argumentos, que ni siquiera son tuyos y das el mal paso. No obstante, antes de entregar el dinero te tiembla la mano y sigues dudando en hacerlo, es tu yo verdadero que te está advirtiendo, pero caes igual en manos de fuerzas sistémicas muy poderosas y mucho más fuertes que tu fuerza de voluntad individual: la fuerza de voluntad es una de las fuerzas más débiles del planeta.

El otro, que recibe tu dinero, también pierde, porque está tomando lo que no debe y en este caso tampoco no puede.  

Detrás de esto está la mayoría de los fracasos económicos: tomas tu decisión desde una sub-personalidad interna tuya que no está capacitada para decidir si es acertado dar ese paso.

Les voy a poner un ejemplo que yo viví: en Barcelona, España, me vino a ver una señora de Jerez de la Frontera que tenía a “su niño” en el sofá todo el día, fumando y sin hacer nada, sin fuerzas (la característica más notoria del desequilibrio) a pesar que era un artista plástico conocido y sus cuadros se cotizaban muy bien. Ella le daba de su exigua pensión para que se comprara dos cigarritos al día. Pero ya no podía más. Así lo dijo.

La constelación sirvió a la clienta a efectos de comprender y sentir en el alma que ya no debía contribuir más a la debilitación total de su “niño” (de cuarenta y ocho años, por cierto). Haré de tripas corazón, me dijo, y le diré que ya no más.

Al tomar esta decisión, “su niño” se levantó del sofá, volvió a exponer sus obras y a venderlas y en cosa de tres meses se alquiló su propio apartamento, compró un coche de segunda mano, sacaba a pasear a su madre y le hacía regalos de dinero.

Si ella, o él, da igual quién tome la iniciativa, no da el paso para romper el debilitante desequilibrio, esa situación, como en muchos otros tristes casos, se hubiera prolongado toda la vida. Se trata de ese tipo de familias que las vemos destruirse y agonizar durante décadas sin salir de un limbo deprimente y de los cuales nos preguntamos qué les paso, porque se vinieron abajo y se abandonaron a morir literalmente.

Este ciclo se puede romper en una sola sesión de constelaciones familiares. Para sesiones individuales, trabajo de grupos y formación como facilitador/a, comunícate conmigo al (52) 2281 78 07 00

Héctor D’Alessandro



 

domingo, 23 de julio de 2023

Lealtad familiar y exclusión. Dos palabras terribles en Constelaciones familiares.

En el caso de la exclusión, que es el segundo tipo de desorden familiar, luego del ya mencionado “desorden sistémico familiar”, significa por definición que alguien vive la vida de otra persona (que puede estar viva o muerta), y que cuando lo vive siente y manifiesta en la consulta: uno: que lo que vive es “raro o extraño”, primera señal de alarma, y segundo: que lo que vive “no tiene por qué vivirlo, tiene la conciencia de estar viviendo algo que le pertenece a otro integrante de la familia”.

Ejemplos: un muchacho se presenta a la consulta porque le dio un ataque de asma, cuando nunca antes la padeció, en una fecha concreta de enero y a los 29 años de edad: preguntado sobre si tiene algún pariente muerto por asfixia, por ahogamiento o en las cámaras de gas de los alemanes en la II guerra mundial, contesta que: sí, su abuelo materno murió a los 29 años de edad, en la misma fecha de enero en que a él mismo le dio un ataque de asma, asfixiado por los gases amoniacales alemanes en 1917 en el frente belga. Y que sus retatarabuelos (hombre y mujer) murieron guillotinados en la mañana del mismo día de enero en 1790. El paciente, decimos los consteladores, es “leal” a sus antepasados y vive algo idéntico o su equivalente simbólico. Y lo hace a la misma edad que uno de los antepasados y a la misma edad y en el mismo día: esto se llama, en la teoría de la Psicogenealogía, creada por Anne Ancelyn Schützenberger: activación de la memoria de aniversario.

En otro caso, un ciudadano alemán va a constelar con el propio creador de las constelaciones, Bert Hellinger, porque entre los 42 y los 46 años estuvo conviviendo con otro hombre y tuvo una relación amorosa con el mismo. Al revisar el sistema familiar, se detecta que el único tío paterno que tiene, es homosexual y en esos años (entre lo 42 y los 46 de edad del tío) fue expulsado de la familia.

Aquí el dolor de la exclusión es por el sentimiento de vergüenza social.

Para detectar una “lealtad”, es conveniente revisar algún vínculo con la fecha de nacimiento del antepasado al que se es leal, tener el mismo nombre de ese antepasado y un parecido físico notable reconocido por la misma familia.

Si reúnes algunas de estas condiciones o sientes que verdaderamente no estás viviendo tu propia vida, sino que estás en un viaje ajeno, consúltanos, podemos dar solución a esta situación en menos de una hora, lo que dura la cosntelación familiar.

Héctor D’Alessandro

(52) 2281 78 07 00



sábado, 22 de julio de 2023

Cuando tu marido está más pendiente de su madre que de ti: desorden familiar

Cuando tu marido en la madrugada, ante un llamado telefónico de su madre, a raíz de un problema menor, abandona el hogar y se va a atenderla, hay un desorden familiar.

Cuando en todos los casos está más pendiente de ella que de ti, estamos en presencia de un desorden familiar.

Energéticamente no es el hijo de su madre sino su marido.

Razones para esto, que, de pequeño, por abandono o ausencia emocional del padre, haya asumido ese papel dentro del contexto familiar. Que el padre haya muerto y debió sustituirlo. Las causas de la sustitución pueden ser múltiples; el caso es que no puede comportarse al cien por cien como un marido de su propia esposa, porque aún sigue siendo energéticamente el marido de su propia madre.

Esta situación tiene solución en las constelaciones familiares. Es interesante que tú como esposa inicies pasos terapéuticos para solucionar esto, pero más importante es que sea el hombre quien tome conciencia y avance en ese sentido.

Esta suerte de disfuncionalidad sistémico familiar tiene solución en las constelaciones familiares; de hecho, es uno de los tres tipos de casos codificados por esta disciplina, es conocido como “desorden”.

Puedes llamarnos o enviarnos un whatsApp al (52) 2281 78 07 00


 




viernes, 21 de julio de 2023

Desorden familiar: Cuando alguien ocupa el lugar de otra persona en una familia.

Imaginen una situación en la cual una familia tiene cuatro o seis hijos: niñas y niños; y cierto día el padre les dice a todos mientras miran la televisión en el living “Ahora vuelvo, voy a comprar cigarrillos”.

Y nunca más se sabe nada de él. Puede haberse ido a otro país, puede que lo hayan secuestrado, etc. Nada se sabe.

Pero si la madre energéticamente lo permite, sucede algo: un hijo o una hija toma el lugar del padre en el sistema familiar.

Vamos a suponer que lo hace una de las niñas: no importa si se trata de la mayor, de la menor o de una hija de las del medio.

Luego de que la hija pequeña, pongamos de ocho años de edad, ocupa el lugar del padre, unos sucesos extraños empiezan a suceder: solo para empezar, la madre nunca más tiene pareja.

Y si le preguntamos a la señora, obviamente ella se va a revestir con los más elevados valores de los que la sociedad puede proveerla. Yo me dediqué a trabajar, dirá, por el bien de mis hijos.

Eso no es verdad. Porque hay mucha gente que trabaja y mucho y sin embargo tiene pareja.

Lo que sucede es que el lugar de la pareja ya está ocupado. Está ocupado por la hija pequeña.

Y tan ocupado está y con tanta convicción que la hija desarrolla un cuerpo masculino, le salen patillas, bigotillo y comienzan a atraerle amorosamente las otras chicas.

Pasan 35 años, y la chica, ya adulta viene a hacer una constelación familiar con nosotros.

Una semana luego de la constelación, nos llama: Oiga, dice, paso algo muy raro. ¿Qué? Mi madre tiene novio. ¡Oh! Pero hay algo más: A mi ya no me interesan las chicas. ¡Oh! Y algo aún más interesante: ¿Qué? Dejé a mi pareja y comienzan a interesarme de nuevo los hombres. ¡Oh!

Eso es el resultado de haber vivido tres décadas ocupando el lugar de otra persona, y además esa persona es de otro sexo. Esto es lo que usualmente llamamos en constelaciones familiares “desorden familiar”. Alguien ocupa el lugar de otra persona de la familia.

Este es un caso extremo, no siempre tiene por qué suceder de este modo. Cada familia es original en sus resultados.

Pero, antes de despedirnos, un regalo más: ¿Cómo saber si tu marido está ocupando el lugar del padre en su familia de origen?

Es muy fácil: si la madre llama a tu marido a las 3 de la madrugada y le dice quejosa que tiene un problema, por mínimo que sea este, ay, me rompí una uña.

Tu marido saldrá corriendo sin importar la hora a atender a su madre. Y, ¿por qué lo hace?

Porque no es su hijo desde hace muchos años, energéticamente es su marido, por eso acude corriendo a atenderla.

Si tienes un problema como este u otro similar y dudas sobre si es algo que se pueda solucionar con constelaciones familiares, llámanos, podemos atenderte presencial o en linea.

Héctor D'Alessandro (52) 2281 78 07 00