Cuando uno no vive su propia vida, experimenta emociones que no son propias o directamente son falsas.
Y
no necesariamente tiene que venir el problema de la familia.
Recuerden
que a veces ustedes le prestan dinero a alguien, y esa persona luego no puede
devolverlo.
Al
cabo de un tiempo, esa persona les muestra enojo. Cuando lo más probable sería
que ustedes estuvieran enojados con el deudor o la deudora. Pero se da al
revés.
¿Por
qué sucede eso? Por una cuestión de economía emocional: sale más a cuenta andar
enojado y con cara de amargado todo el día que sentir vergüenza social y tener
la sensación de que todo el mundo te señala.
Algunas
personas, lamentablemente se pasan la vida entera viviendo en ese modo:
enojados en lugar de sentir lo que verdaderamente pasa por su propio interior.
El
problema es que llegan al final de la vida, como Iván Ilich, el personaje de
Tolstoi, y no se han conocido a sí mismos: han vivido una vida triste e inútil.
Esto
lo vemos cada día y hay muchos ejemplos: las parejas que se odian luego de
haberse amado, porque no pueden hacer frente juntas al dolor. La persona que hirió
o humilló y lastimó fuertemente a otra y en lugar de sentir su culpa y
disculparse, habla mal de la otra y de lo tonta y victimista que es la otra persona.
Por
eso, para volver a sentir lo que realmente sientes y vivir tu vida, te invito a
hacer constelaciones familiares
(52) 2281 78 07 00
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