Constelaciones familiares con el tarot: el aprendizaje arquetípico para la evolución de toda tu vida
Héctor D'Alessandro
1. Yo
antes pensaba que el tarot y otros sistemas que se usan para “adivinar el
futuro”, eran cosas de gente “naca”, “terraja”, “ordinaria”, “vulgar”, u “hortera”.
Como viví en diferentes países en que se usa el idioma español, pongo estos distintos
modos de decir lo mismo. Un día, conocí a una persona que no necesitaba
adivinar ningún futuro, porque se iba a morir en un plazo muy breve de tiempo y
lo tenía muy claro. Esa persona me enseñó, durante el curso de su ultimo año de
vida, a “leer” las cartas, diferentes tipos de cartas, como un “libro”, como un
libro holográfico, que continuamente estaba cambiando de forma de orden y de
significado. Y me enseñó también, a mí, que era un ignorante, a dejar que las imágenes
aquellas tan misteriosas, activaran en mi interior muchos tipos de mensajes,
señales, asociaciones, imágenes internas. Realmente, una autentica máquina de
imaginar. Pero todo esto, por sí solo, no me sacaba de donde estaba. Mi mundo
era un mundo de cubrir al último momento mis necesidades básicas. Un mundo en
el que siempre tenía prisa y sudaba por no llegar, y sabía que podía aspirar a
cosas mejores, pero ninguna herramienta, de las que conocía, me podía activar
como para llegar hasta allí. Yo quería ser una persona plena, admirada por los
otros, querido, satisfecho con mi vida, pero sentía en el fondo que era
realmente un cobarde que no me atrevía a hacer lo que deseaba y no me atrevía a
creer en todas mis posibilidades. Tenía miedo a mi propio poder; poder, además
en el que en el fondo ni siquiera creía. Sabía que había gente que declaraba
estar evolucionando con una emoción de satisfacción y felicidad que no se parecía
en absoluto a la mera jactancia, y quería llegar allí, pero no sabía cómo.
Además, por el tipo de sociedad en que crecí, pensaba que ya tenía que saberlo
todo, que era una vergüenza no saberlo, y eso me impedía acceder a mi propia
vulnerabilidad y preguntar y sobre todo demandar ayuda a los otros. Sabía entonces,
que era posible evolucionar, pero no sabía cómo pedirlo para mí; la persona más
interesada en conseguirlo.
2. Sentía
además que venía huyendo de un campo de batalla: en un plazo de ocho años,
murieron mi papa, mi mamá, mi único hermano y se suicidó mi mejor amigo, quien,
por otra parte, para matarse escogió un arma de fuego y pretendía hacerlo por
teléfono mientras mantenía una conversación conmigo desde el continente
americano a Barcelona, España, que era el lugar más lejano donde encontré que
podía ir a esconderme del mal karma que me perseguía. Algo en mi interior me
avisó: este cabrón se va a matar mientras habla contigo y así se lo dije: y mi
mejor amigo, que por algo lo era, me comentó: a ti no se te puede esconder nada.
Entonces, a continuación, habló conmigo durante seis horas, le dejó una cuenta
tremenda a sus padres, a quienes supuestamente destinaba su venganza: el
suicidio y luego de cortar la comunicación internacional conmigo fue al baño de
un restaurante, se encerró por dentro con el pasador y llegó a pegarse tres
tiros, dos no mortales y solo el ultimo definitivo. Razón por la cual el dueño
del restaurante estuvo detenido un tiempo legal porque nadie podía creer que
alguien se matara a si mismo con tres tiros. Cuando al día siguiente me
llamaron para decirme lo que había pasado, sentí frío al confirmar la noticia
que ya sabía. Sentí un frío como el que se siente en las constelaciones familiares.
Un frío que jamás había sentido antes, con mis otros muertos. Y eso me informó
que algo diferente a todo lo habitual estaba sucediendo. Y además algo dentro
de mi entendió de una vez y para siempre que yo tenía prisa. Que la muerte me
andaba buscando y que la locura que vivía en mi cuidad de origen, Montevideo,
Uruguay, era portátil, y ahora me la había llevado conmigo a Catalunya. Me
urgía cortar esta racha de una vez y para siempre. En esos días, alguien me
informó que algunos psicólogos consideraban que una seguidilla de muertes, tan
significativa e importante, me estaba intentando transmitir algún tipo de
mensaje y que yo debía cambiar algo en mi interior, aunque no supiera con
exactitud de qué se trataba. Que esto es un aviso de cambio de carácter irreversible
y que debes hacerlo, que te va la vida en ello. Yo sudaba por las noches con
estos pensamientos, en pleno invierno a cuatro grados bajo cero en pleno barrio
de la Vila Gracia, en Barcelona.
3. Entonces
fue que apareció Anna y me dijo que iniciaba un curso de tarot evolutivo,
especificó muy claramente que no se trataba para nada de esa horterada de
adivinar el futuro, y que estaba invitado. Comenzaría entonces una aventura de
un año en el cual hicimos el curso diplomado que ahora inicio en la Ciudad de
México y que consistió básicamente en integrar en nuestra mente inconsciente la
imaginería de diferentes tipos de tarot: el de Marsella, el Ryder Waite y el de
Aleister Crowley. Nos deteníamos con cada arcano mayor, de los que hay 22 y que
fueron usados por el psicólogo Carl Gustav Jung durante décadas, a meditar para
integrar la percepción que se tiene desde el arcano. Cada arcano es una figura arquetípica
de carácter simbólico y activa en términos del propio Jung, energía psíquica para
otros usos que antes ni siquiera conoces o puede que no tengas ni idea de que
puedes acceder a esas maneras de percibir tu experiencia de la vida y del mundo
y la sociedad.
4. En
esa época cada día me costaba más arrastrar mi vida por las calles de Barcelona,
y, aunque nunca llegué a estar tan mal como he visto luego que se ha puesto la
vida para mucha gente allí con la llegada de la crisis de 2007, muchos días
sentía que no tenía ningún sentido para mi la vida, ni allí ni en ningún otro
lugar y, sin embargo, cada día conseguí levantarme de la cama, salir a buscar
clientela para lo que en aquella época hacía: dar clases de baile en gimnasios
y academias, dar quiromasajes, que aprendí a hacer porque un residente terminal
de una clínica me dijo cuando le di un masaje espontaneo para que pudiera relajarse
y dormir: ¿Dónde aprendiste? Y mi respuesta fue: en ningún sitio, y esa persona
me dijo con su voz agónica de fumador compulsivo: pues deberías aprender porque
vas a dar mucho amor y bienestar a muchas personas. Y sin dudarlo al día
siguiente estaba inscrito en una academia de nombre Axis, en el Passeig de San
Joan, donde cursé el quiromasaje y de inmediato empecé a ganar dinero a raudales,
llegaba a dar hasta ocho al día y me había salido del barrio de Gracia y me había
ido a vivir a Comte Borrell esquina Gran Vía, en un apartamento, que allá
llaman “piso”, donde el dinero empezó a entrar sin parar durante años y años. Y
en mi mente estaba de continuo presente como si fueran recuerdos reales
propios, algunas de las meditaciones que había realizado en aquel impresionante
curso: un pasaje al otro lado del río del olvido en la carta numero trece. Anna
nos enseñaba con mucho interés que el practicante avanzado nunca dirá el nombre
de esta carta, sino que se referirá a ella como “el arcano número trece” o “la carta
numero trece.” Que en esto se notaba la diferencia entre una persona con
conocimientos avanzados en esta área y un neófito. Y decía este tipo de cosas
con mucho énfasis y autoridad. También recuerdo la meditación en la Emperatriz,
el arcano numero tres, capaz de romper cualquier situación de bloqueo con esa
meditación. Y recuerdo on mucha intensidad la meditación en el Emperador,
arcano numero cuatro, para la asunción de todo tu poder personal.
5. Un
día me di cuenta claramente que estaba totalmente concentrado todo el día en
una serie de objetos mentales de carácter visual y que con ellos trabajaba las
diferentes situaciones de mi vida en un nivel altamente hipnótico, aún no había
aprendido hipnosis, aunque esta se encontraba en mi lista de cien cosas que
quiero conseguir, igual que el “rebirthing” y que las conseguí todas en tiempo récord.
Pero lo más importante que aprendí no era que podía conseguir cosas materiales
y propósitos intangibles, aunque fuertemente sentidos. Lo más importante fue
que podía
a.
mantener en mi mente durante mucho tiempo, de
hecho: décadas, imágenes claras y continuas y nítidas, de mis objetivos
b.
y que esa era la marca de alguien que quiere realmente
conseguir algo y la marca del éxito.
6. Han
pasado muchos años y siento que mi vida tuvo y tiene sentido. Vivo en México, y
las enseñanzas y los años de experiencia me han traído de nuevo a mi vida los
arcanos del tarot junto a la teoría de Carl Gustav Jung y te puedo asegurar que
aquello que yo hice a pura fuerza de voluntad y a veces con herramientas
melladas o no muy afinadas, fue un milagro que yo hice para mi mismo, como si
me debiera a mi mismo el gran regalo de mi vida. Y ahora quiero compartirlo
contigo. Quiero que te vuelvas tan poderosa o poderoso como puedes llegar a
serlo e incluso más. Te invito a este
curso diplomado de Tarot con las constelaciones familiares y de carácter
evolutivo. Informes e inscripciones al 2281 78 07 00
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