Durante años como facilitador de rebirthing me devanaba los
sesos buscando un método que me permitiera calibrar con exactitud si el trabajo
que yo había hecho había “entrado” en el cuerpo, en la mente y sobre todo en el
inconsciente del cliente, y si el entusiasmo que éste mostraba al término de la
sesión se convertiría en un resultado estable y duradero.
Me formé en análisis transaccional, constelaciones familiares
y organizaciones, hipnosis ericksoniana y en programación neurolingüística y en
estas dos últimas disciplinas, pero sobre todo en la PNL, fue en las que
encontré la respuesta.
El cambio y estabilización duradera se puede calibrar en la
neurofisiología del cliente.
El cliente me está informando en todo momento acerca del
grado de intensidad y profundidad en el que estoy trabajando y su cambio
neurofisiológico es el más poderoso indicador sobre qué estoy haciendo, a qué
profundidad y de qué naturaleza va a ser su transformación así como el grado de
estabilización que se ha conseguido.
Desde hace muchos años me dedico a aplicar estrategias
ericksonianas y de PNL a todas las formaciones que imparto y a todas las
sesiones, individuales y colectivas que brindo.
Mi objetivo, alcanzado y en continuo desarrollo, es
convertir todas las experiencias trabajadas en un resultado medible en términos
neurofisiológicos.
En los talleres de aprendizaje que impartimos en la Escuela
Internacional de Coaching de Xalapa, facilitamos a los alumnos y alumnas las
estrategias para que puedan leer con certeza y exactitud en qué nivel de
profundidad están trabajando con el cliente de coaching (sea la que sea la
herramienta con la que trabajan, constelaciones, hipnosis, análisis transaccional)
y que puedan calibrar el grado de promoción del cambio que han inducido en ese
cliente.
No formamos gente que anda intuyendo si lo que hace le sale
bien o no, damos una enseñanza precisa que permite medir al milímetro el grado en
que su trabajo resulta eficaz.
La conciencia por sí sola no genera cambios; ni porque te lo
griten al oído muchas veces ni porque te lo digan con “amor”. El cambio se
genera con un buen mapa de rutas sobre el trabajo en el inconsciente y con el
Ser de las personas. Saber qué significa ese modo de respirar que tiene el
cliente en cada momento, qué significa ese gesto que está allí presente de modo
involuntario, si las pupilas se dilatan o no, si el cutis cambia su tonalidad y
otras variables a observar son los indicadores exactos que permiten a nuestros
alumnos saber siempre dónde están con su cliente, dónde quieren llegar y si el
cambio inducido va a tener efecto.
La sanación y el cambio de las personas tienen una estructura, y es posible leerla.
La sanación y el cambio de las personas tienen una estructura, y es posible leerla.
Héctor D’Alessandro
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