Tampoco es posible estar alegre, entusiasta, intenso, con miedo o triste todo el tiempo. Las emociones surgen y desaparecen, una y otra vez, y cuando son verdaderas tienen un objetivo. El miedo por ejemplo nos hace tomar medidas ante el peligro: huir, atacar o hacernos el muerto, quedándonos congelados. Todo esto procede de nuestro cerebro primitivo, de nuestra dimensión animal.
Las emociones duran segundos o
minutos, cuando entramos en un periodo prolongado en el cual vamos sintiendo
una y otra vez una emoción, le llamamos “estado emocional”. Pero no es normal
estar años sintiendo ese estado emocional como nuestro modo de sentirnos, de
experimentar la vida y como el modo de preferencia por el cual nos conocen las demás
personas.
Cuando decimos de alguien: “él/ella
es así”, sepan que estamos diciendo algo que no es verdadero. Nadie es triste o
alegre o enojado o rencoroso como personalidad habitual.
Es solo un estado en el cual
la persona se ha quedado “clavada”, fijada, congelada. Hay distintas maneras de
llamar a este fenómeno.
A veces, ese estado habitual
se ha fijado desde la infancia: habrán visto muchas personas que están “alegres”
todo el tiempo, y quieren animar la fiesta y ser el primero en desviar la
atención hacia algo más positivo en cuanto se presenta un malestar, una
incomodidad, un desacuerdo en un grupo. Esas personas no son alegres. Han
aprendido, muy posiblemente en su hogar, que deben sentir esa emoción de “alegría”
o la mímica de la alegría, en lugar de la emoción negativa de la que se trate.
En este caso hablamos de una
emoción falsa, que fue aprendida para ponerla en lugar de lo que realmente
sentimos.
Hellinger, el creador de las constelaciones, fue mucho más allá, y nos mostró cómo identificar cuando una persona
está viviendo algo que no le pertenece. Literalmente está viviendo una emoción
que le pertenece a otra persona. Es leal (mala palabra en constelaciones familiares)
a un antepasado y está viviendo lo que el otro vivió y no pudo procesar y transmutar.
Así entonces, un señor hace
muchos años quebró económicamente su empresa y nunca pudo recuperarse, y a su
nieto no solo le cuesta mucho llevar adelante un proyecto financiero exitoso,
sino que está todo el tiempo enojado y con la sensación continua y subterránea de
impotencia ante lo eventos.
Hasta que un día siente: que
lo que experimenta es raro o extraño y que no le corresponde a él o a ella
vivirla, y comienza el ciclo de liberación.
Las constelaciones familiares
te pueden ayudar a desmontar y liberar estas energías falsas o producto de lealtades,
en una sola sesión. Así podrás vivir al fin tu vida y tu destino, que es lo que
has venido a vivir realmente.
Puedes contactarnos al (52) 2281 78 07 00