Las lealtades sistémicas: de los “fantasmas” del psicoanálisis a las “entidades”
Héctor
D’Alessandro
Psicólogo & Constelador.
El paso de considerar al paciente psicológico como individuo a considerarlo como una entidad que es miembro de sistemas, se da el día en que dos psicoanalistas búlgaros, Nicolas Abraham y María Torok, se percatan de que Edipo antes que ser un bebé abandonado sobre el que pesa una maldición, por la cual asesinará a su padre y se acostará con su madre, es el hijo de Layo.
Layo era el rey de Tebas que debe huir porque sus primos toman el poder y se refugia en Pisa, donde reinaba Pélope, padre del príncipe Crisipo.
Con el tiempo, Layo se convirtió en el preceptor del joven príncipe de Pisa, Crisipo, hijo de Pélope.
Layo se enamoró de su alumno y lo violó. Crisipo, presa de la pesadumbre, se suicidó luego de tal agresión.
Layo huye; con el tiempo llega a reinar nuevamente en Tebas y tiene un hijo, Edipo, del que profetizan que matará a su padre y se acostará con su madre.
Edipo cuando nace trae sobre sus espaldas: un doloroso exilio, un amor apasionado, una violación, un
suicidio y, por si fuera poco, una profecía. Y todo esto pesa sobre su destino.
Todo
esto lo carga en sí, y Abraham y Torok, que perciben estos elementos, llaman “la
cripta” al "lugar" donde el paciente de tan famoso nombre carga con esa información
activa. A su vez, a Crisipo y su destino de suicida, que pide reparación y que probablemente
termina arrastrando al asesinato a Edipo, para reparar lo que había hecho su
padre, le llaman “el fantasma que vive en la cripta”.
Ya
tenemos un “fantasma” y una “cripta”, y aún dentro del enfoque del psicoanálisis.
Con
estos términos de novela gótica y en el marco teórico del psicoanálisis, del
cual fue cultor el propio Hellinger, creador de las constelaciones, durante décadas,
comienzan los estudios transgeneracionales.
En
un lenguaje más moderno y derivado de varias fuentes teóricas, Hellinger
denomina simplemente "antepasado" al “fantasma” y no necesita de un “locus”
para ubicarlo y conocerlo, la “lealtad” del cliente hace que éste “se manifieste”
(termino que bien podría proceder de los espiritas kardecistas) en el cuerpo y el sentir
del “representante” (termino tomado del arte teatral). Y en la medida que la
lealtad se “disuelve” durante la sesión terapéutica, desaparece la
sintomatología.
Hoy podríamos llamar a la energía del antepasado transgeneracional propiamente como “entidad”, puesto que una entidad denotativamente es un sujeto colectivo, como muchas veces se da en las constelaciones, es algo que reviste valor o importancia y además puede ser una acción: “tomar entidad”. Aparte de esto, cuando en las constelaciones nos dirigimos a esa energía como entidad, ésta responde a los requerimientos que se le hacen.
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